Misterio develado: identificaron los restos hallados al lado de la casa donde vivió Cerati

Se trata de un joven de 16 años desaparecido en 1984

En el barrio porteño de Coghlan, tres meses después del hallazgo de restos óseos enterrados en un terreno que estaba destinado a la construcción de un edificio, una prueba de ADN confirmó que los huesos pertenecen a un joven desaparecido hace más de 40 años.

El hallazgo se produjo el 20 de mayo de 2025 cuando un grupo de albañiles que trabajaba en la demolición de una medianera en Congreso 3748 descubrió 150 huesos humanos junto con algunos objetos personales, como una suela de zapato, un corbatín escolar azul, un reloj Casio fabricado en 1982, un llavero con una llave y una moneda de 5 yenes.

El terreno donde se encontraron los restos se ubica junto a la casa que habitó el ex líder de Soda Stereo, Gustavo Cerati, entre 2002 y 2003, y la artista Marina Olmi. Si bien los artistas no tienen vínculo con el caso, la notoriedad de su nombre hizo que la noticia tuviera amplia repercusión mediática.

La Fiscalía Nacional en lo Criminal y Correccional N° 61, a cargo del fiscal Martín López Perrando, tomó la investigación que quedó caratulada como “averiguación de delito”. El Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) realizó las pericias y determinó que los restos correspondían a un joven de contextura grande, menor de 30 años, y que el cuerpo habría sido enterrado en la década de 1990.

Tras la difusión de los detalles, un hombre alertó a la policía porque reconoció las características del cuerpo con las de su tío Diego, un adolescente desaparecido el 26 de julio de 1984. La prueba de ADN realizada con la madre del joven confirmó la identidad de los restos.

Diego tenía 16 años cuando desapareció y era jugador de fútbol en el club Excursionistas. Fue visto por última vez en el barrio de Belgrano, vestido con su uniforme escolar. Sus padres intentaron denunciar la desaparición en la comisaría 39, pero no se la tomaron alegando que se había ido con una chica. La familia buscó ayuda en los medios, logrando una nota en la revista ¡Esto! en 1986, pero no supieron nada más hasta ahora.

Las pericias forenses también revelaron que el joven murió a causa de un puntazo en la cuarta costilla derecha y que sus atacantes intentaron descuartizarlo con un serrucho sin éxito. El cuerpo fue enterrado a una profundidad de apenas 60 centímetros, lo que indicaría que la inhumación fue realizada con prisa y descuido. Entre los restos también se encontraron objetos personales que facilitaron su identificación.

Aunque el caso estaría prescripto, el fiscal López Perrando continúa con la investigación para reconstruir los hechos. Se prevé entrevistar a los antiguos habitantes de la casa vecina donde apareció el cuerpo, una mujer mayor y sus hijos, con el fin de obtener más información sobre lo ocurrido en 1984.

La madre de Diego fue notificada recientemente de la identificación. El padre falleció años atrás en un accidente de tránsito y estaba convencido de que su hijo había sido secuestrado por una secta.

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